Cosas en la cabeza
Nunca pude usar nada sobre mi cabeza (excepto esos rulos que ya se han ido), hasta hace unos diez años, cuando me compré un sombrero (el primero) en una feria artesanal.
Era un sombrero pesado, hecho de algún tipo de cuero tratado (que me hacía sentir un poco como un sheriff de aquellas series del Oeste que veía de chico).
Después, en unas vacaciones en la costa, me compré el segundo (livianito, como de paja, diría).
A este lo empecé a usar mucho (para andar por el barrio, para hacer las compras, para ir a raquetear).
("Ese señor mayor de sombrero", me imagino que pensarían...)
Ayer me compré un tercer sombrero (porque sí nomás).
En muchas de mis historietas (las del Jardinero Mágico, por ejemplo) el sombrero tiene "vida propia" (le crece una flor, tiene sus propias ideas en forma de nubecitas...), y de este modo juego, en esta poesía, saludando a mi sombrero nuevo.
En broma, por supuesto (o tal vez no tanto...).
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