jueves, 31 de diciembre de 2020

First of May



Como una alucinación

 
Como una alucinación 
 
Para todos aquellos y aquellas
que mi corazón nombra en silencio… 
 
Las casas de “La Playita”
—¡qué digo: ese caserío!—
están, de día y de noche,
abiertas a mis amigas,
abiertas a mis amigos.
 
Aquellos que ya no están,
aquellos que ya se han ido,
pueden caer de visita
y ser siempre bienvenidos.
 
Allí hay techo y hay comida,
allí hay guitarra y hay vino
—y hay caminar por la orilla
pisando arenas y limo.
 
Las casas de “La Playita”
—ésas sobre el montecito—
están para recibir
a las almas que se han ido.
 
Pueden venir como quieran:
pueden venir en avión,
en auto, en locomotora,
cualquier día, a cualquier hora
—o presentarse en mis sueños
igual que una fantasía,
como una alucinación. 
 
Douglas Wright



martes, 29 de diciembre de 2020

Un ejercicio de meditación

 
Un ejercicio de meditación 
 
Me han propuesto un ejercicio:
que pensara en lo “sagrado”
—que lo tratara de ver,
digo, de “visualizarlo”.
 
Y yo, que soy religioso
de ninguna religión,
pensé: “el álamo gigante”
—el que está frente al balcón.
 
Majestuoso, luminoso,
plantado en la eternidad,
se me presentó solito
—como algo que yo sentía
bien sagrado de verdad.
 
Me han propuesto un ejercicio,
uno de meditación:
que pensara en lo “sagrado”
—y yo, los ojos cerrados,
vi, luminoso, en mi mente,
el gran álamo gigante,
el que está frente al balcón. 
 
El Viejo Now 
 
 

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Bonus 
 
Las tres montañas de hielo,
las montañas de cristal
—ésas, las que vi en un sueño—,
son también algo “sagrado”
para ser “visualizado”
como el álamo de enfrente:
¡parecido y diferente,
diferente pero igual!



Sobre el cielo de mi calle

 
Sobre el cielo de mi calle 
 
El cielo se va tornando
celeste, lila, rosado,
con tonos de verde pálido
y reflejitos dorados.
 
Como en puntitas de pie
para no alarmar a nadie,
despacito, despacito
se va poniendo la tarde.
 
Lo veo al atardecer
posarse serenamente
—quieto, callado, en silencio—
sobre el cielo de mi calle,
sobre el cielo de mi casa,
sobre el cielo de mi mente. 
 
Douglas Wright




¡Al fin, estoy aprendiendo!

 
¡Al fin, estoy aprendiendo! 
 
¡Al fin, estoy aprendiendo
a ver con el corazón!
—con la mirada en el pecho
justo arriba del pulmón.
 
¡Al fin, estoy aprendiendo
a ver justo desde el pecho!
—con la cabeza allá arriba
flotando cerca del techo.
 
¡Al fin, estoy aprendiendo
a ver de un modo distinto!
—como ver con la intuición,
como ver con el instinto.
 
¡Al fin, estoy aprendiendo
que hay otro ojo en el cuerpo!
—justito en medio del pecho,
como flotando en el aire:
un ojo quieto, callado,
pero que está bien alerta,
pero que está bien despierto. 
 
El Viejo Now



Se disuelve la ilusión

 
Se disuelve la ilusión 
 
Se disuelve la ilusión
que me separa del fresno
(que me separa de todo,
que me separa del resto).
 
Él, parado en la vereda,
yo, sentado en mi sillón,
unidos —no separados—
por el aire del balcón.
 
Cierro los ojos y pienso
que eso de estar separados
es sólo un modo de ver,
un modo de interpretarlo.
 
Se disuelve la ilusión
que me separa del fresno;
ya no somos “uno” y “otro”,
somos un todo continuo,
somos lo mismo, yo creo. 
 
Douglas Wright




domingo, 27 de diciembre de 2020

Las golondrinas


Ésta, como decía un amigo,
es una grabación del tipo
BAJA CALIDAD - ALTA CALIDEZ.


miércoles, 23 de diciembre de 2020

¡Ah, veo la luz del sol!



 
¡Ah, veo la luz del sol! 
 
¡Ah, veo la luz del sol
posarse en las hojas verdes
del gran álamo gigante,
ese que vive aquí enfrente!
 
¡Ah, veo la luz del sol
andar por las tejas rojas,
por las paredes, la calle,
las veredas de baldosas!
 
¡Ah, veo la luz del sol
sacarle blancos reflejos
al charquito del cordón
como si fuera un espejo!
 
¡Ah, veo la luz del sol
jugando en los parabrisas,
los balcones, las terrazas,
las ventanas, las cornisas!
 
¡Ah, veo la luz del sol
agujereando la sombra
del fresno sobre el asfalto
con lucecitas redondas!
 
¡Ah, veo la luz del sol
y pienso: “es inteligente”!;
¿cómo sabe adónde ir,
dónde posarse y brillar,
para alegrar con su luz
el corazón de las cosas
y el corazón de la gente? 
 
Douglas Wright


sábado, 19 de diciembre de 2020

viernes, 18 de diciembre de 2020

Un abanico gigante (el gran álamo de enfrente)



 
Un abanico gigante
(el gran álamo de enfrente) 
 
Un abanico gigante,
como un arcoíris verde,
vivo, intenso, palpitante,
que desde la tierra crece.
 
Un abanico gigante
apantallando sus hojas,
meciéndolas suavemente
como ondas, como olas.
 
Un gran arcoíris verde,
un gran arco desplegado,
con sus hojas tintineando
como luces, como faros.
 
Un abanico gigante,
un gran arcoíris verde,
que se despliega en silencio,
que va creciendo ante mí,
que va creciendo en mi mente. 
 
Douglas Wright
 



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Bonus
 
El gran álamo de enfrente,
el que está frente a mi casa,
aunque está firme en el suelo,
anda a lo largo del día,
de los meses, de los años:
¡por la vida se desplaza!



domingo, 13 de diciembre de 2020

Tres montañas de cristal

 


Tres montañas de cristal
 
(Acerca de las montañas
que vi en un sueño…)
 
 
Tres montañas de cristal,
luminosas, refulgentes,
con sus colores violáceos,
delicados, transparentes.
 
Tres montañas de cristal,
como flotando en el cielo,
montañas hechas de aire,
montañas hechas de hielo.
 
Tres montañas de cristal,
luminosas, transparentes,
tres montañas en el cielo,
en el cielo de mi alma,
en el cielo de mi mente.
 
 
Douglas Wright




jueves, 10 de diciembre de 2020

martes, 8 de diciembre de 2020

sábado, 5 de diciembre de 2020

En casa, las plantas crecen

 
En casa, las plantas crecen 
 
En casa, las plantas crecen
allí donde les parece
—en la esquina del balcón,
el borde de la cornisa,
en las juntas agrietadas
de la pared de ladrillos…
¡qué digo, en cualquier rincón! 
 
En casa, las plantas crecen
allí donde les parece
—y yo, dejado, las dejo:
creo que se lo han ganado,
creo que se lo merecen. 
 
Douglas Wright


 
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Bonus 
 
Así, mi casa parece
como cien años más vieja
—como una vieja estación
del ferrocarril del sur,
como una casa de pueblo,
una de un pueblito antiguo,
una casa con historia:
¡qué digo, una casa añeja!







miércoles, 2 de diciembre de 2020