jueves, 16 de mayo de 2024

Me conseguí un par de anteojos

 
Me conseguí un par de anteojos 
 
Me conseguí un par de anteojos
que ven adentro y afuera:
hacia afuera, los tejados,
las paredes, las veredas
—y el cielo azul y las nubes
dando vueltas y más vueltas.
 
Hacia adentro, ven mis sueños
a la hora de dormir:
paisajes maravillosos,
personajes increíbles
—y un tiempo "loco" que anda
dele fluir y fluir.
 
Me conseguí unos anteojos
que ven de un modo especial
—ven de un modo diferente
a como mira la gente—,
que ven de un modo distinto:
¡que ven de un modo mental! 
 
Douglas Wright



 
----
Bonus
 
Con los ojos cerrados 
 
Es interesante, para mí, la experiencia de "ver" con los ojos cerrados.
 
Desde ya, "veo" en mis sueños (paisajes, lugares, personas...), pero también "veo" con los ojos cerrados en esos momentos en los que estoy acostado "con el cuerpo quieto y la mente callada".
 
Digo que mi "ver" no depende siempre de mis ojos físicos sino que encuentro otras formas, otras maneras de ver.
 
Y, como dibujante (casi compulsivo), me resulta muy interesante poder dibujar esas "visiones" (bosquejarlas, garabatearlas... registrarlas).
 
Lograr, tal vez, que mis ojos físicos puedan ver lo que esos otros "ojos" pudieron. 
 
DW
 

En el fondo, en lo oscuro

 
En el fondo, en lo oscuro 
 
Todo transcurre en lo oscuro,
justo atrás de mi cabeza,
acostado en mi colchón
en el piso de mi pieza.
 
En lo oscuro se abre un hueco
un poco menos oscuro,
como un círculo en el medio,
como en el centro de un muro.
 
¿Qué es lo que hay del otro lado?,
solo veo unos detalles,
como cerca, en primer plano:
el cordón de una vereda,
una pared, una calle.
 
Adentro de mi cabeza,
en el fondo, en lo oscuro,
se abre una puerta redonda,
digo, como una abertura,
¿qué sé yo?, hacia Otro Mundo. 
 
Douglas Wright



La flecha blanca y la flecha negra

 
La flecha blanca y la flecha negra 
 
La flecha blanca, en el blanco,
la flecha negra, en el negro
—cada flecha da en el suyo,
cada flecha da en su centro.
 
Los arcos, blancos y negros,
corresponden a las flechas
—del color de cada arco,
¡ah!, las flechas están hechas.
 
En el blanco, flecha blanca,
en el negro, flecha negra;
en un cielo color gris,
las flechas vuelan de ida,
las flechas vuelan de vuelta. 
 
Douglas Wright



domingo, 12 de mayo de 2024

Una música que tienda lentamente hacia el silencio



Una música que tienda lentamente hacia el silencio

 
Una música que tienda
lentamente hacia el silencio 
 
Una música que tienda
lentamente hacia el silencio,
una música serena,
una que pueda entender
con mi mente, con mi alma,
digo, con mis sentimientos.
 
Una música serena
que se instale suavemente
dentro de mi corazón,
en el centro de mi alma,
en el centro de mi mente.
 
Una música muy suave,
una que pueda entender
con mi mente, con mi alma,
digo, con todo mi ser.
 
Una música que suene
como antes de nacer,
una música que tienda
lentamente hacia el silencio,
¡ah!, el de una vida nueva,
el de un nuevo despertar,
¡el de un nuevo amanecer! 
 
Douglas Wright



 
----
Bonus
 
Preparándome para el Silencio 
 
Empecé escuchando música "estruendosa" (por decirlo de algún modo).
 
Charlie Parker, por ejemplo, con el "Quinteto de la Muerte" (Dizzie Gillespie, Charlie Mingus, Max Roach y Bud Powell, si no recuerdo mal).
 
Yo tendría unos 18 años, calculo.
 
Ahora tengo 74, y mi espectro musical ha pasado por un montón...
 
Los Beatles, Sinatra, Leguizamón y Castilla, Serrat, Bach-Beethoven-Brahms (las tres "B" de la música Clásica —más Bivaldi, como me gusta bromear), y las tres "B" del Pop de los '60: Beatles-Beach Boys-Bee Gees. (Los Beatles figuran dos veces, pero se lo merecen.)
 
Y músicas "raras" (para mis oídos occidentales) como la música japonesa, la hindú, la de Gurdjieff...
 
El Flamenco, la música Celta, un poco de Ópera (que no disfruto mucho) y musicales de Broadway (con canciones de los Gershwin, de Rodgers y Hart, y Hammerstein II) que disfruto muchísimo.
 
El Samba brasilero, las bossas de Jobim y Joao Gilberto, los choros de Villalobos, el Tango (y las mezclas de todos estos géneros que hacen los buenos músicos como Yamandú Costa, por ejemplo).
 
Podría seguir un rato más, supongo (con la música de películas, por ejemplo), pero la corto aquí.
 
No sé si estoy cada vez más torpe para escuchar (o, tal vez, entiendo un poquito más que al comienzo —y me doy cuenta de lo poco que entiendo), pero el tema es que cada vez necesito música más suave (menos "estridente"), música más lenta, música más simple...
 
¿Me estoy preparando, quizá, para el Silencio? 
 
DW
 

sábado, 11 de mayo de 2024

Una nube de Pissarro


Una nube de Pissarro 
 
Una nube de Pissarro
se metió por mi ventana,
una nube impresionista
dando vueltas en el techo,
justo encima de mi cama.


 
Una de esas nubes blancas
que flotaban en sus cuadros,
una hermosa nube blanca
sobre un cielo azul cobalto.


 
Una de esas nubes blancas
que andaban en sus paisajes
sobre los rojos tejados,
entremedio del ramaje.


 
Una nube de Pissarro,
una nube impresionista
dando vueltas en mi mente,
dando vueltas en mi alma,
¡como si fuera un pintor,
como si fuera un artista! 
 
Douglas Wright



 
----
Bonus
 
¡Buenos días, Pissarro! 
 
No sé por qué, aunque sospecho que tiene que ver con el modo en el que el sol "pega" sobre el paisaje, en el que la luz del sol cae sobre las veredas del barrio, las paredes de las casas, los tejados, y se filtra entre las ramas de los árboles de otoño...
 
No sé por qué, decía, pero en otoño se me viene Pissarro (Camile Pissarro, el pintor impresionista) a la cabeza, a los ojos, al alma.
 
Y, aún teniendo yo una fuerte (fuertísima) afinidad con van Gogh (Vincent), es Pissarro el que me "invade" en otoño.
 
¡Y es pura alegría otoñal!, con esos cielos celestes cruzados por nubes blancas que pasan por detrás de las ramas a medio pelar, por esas lucecitas que hacen brillar los tejados como si fueran olitas de mar, por esas paredes blancas... ¡igual que en sus cuadros!
 
Y veo cuadros de Pissarro en mis caminatas por el parque, sentado en mi balcón, en mi colchón, al despertar...
 
¡Buenos días, otoño!
 
¡Buenos días, Pissarro! 
 
DW
 
  

lunes, 6 de mayo de 2024

Unas marcas en la arena

 
Unas marcas en la arena 
 
Unas marcas en la arena,
en la arena de los tiempos,
en la playa de mi mente,
en la playa de mi alma,
esa playa que está adentro.



 
Unas marcas en el mar,
en el mar de la consciencia,
unas marcas como olas,
unas olas-espirales
que dan vueltas y más vueltas.



 
Unas marcas en el suelo,
unas marcas en el cielo,
como brisas, como vientos,
como el vuelo de los pájaros,
de los pájaros en vuelo.



 
Unas marcas en las rocas,
como fósiles antiguos
estampados en las piedras,
incrustados en las piedras,
dando giros y más giros.



 
Unas marcas en mi mente,
en los huecos de mi mente,
unas marcas-espirales
dando vueltas en mi alma,
dando vueltas y más vueltas
desde siempre, eternamente.


 
 
Douglas Wright
 
----
Bonus 

Espirales a birome 
 
Hace rato ya que vengo dibujando espirales (en los vientos, en las olas, en la tierra, en forma de caminos o senderos, espirales que representan vibraciones sonoras o vibraciones de luz, espirales mentales, que representan sentimientos, emociones...).
 
La última tanda (que ilustra la última serie de poesías) está dibujada a birome (llena de rayitas y texturitas —y claroscuros— que de otra manera no aparecen).
 
Repasando esos dibujos empezaron a surgir unas estrofas (unas estrofas que ilustraban unos dibujos que ilustraban unas poesías, digamos).
 
Una coplita para cada dibujito, por decirlo de otra manera.
 
Aquí van, bajo el título de "Unas marcas en la arena".
 
DW
 
 

domingo, 5 de mayo de 2024

El cielo de mi Consciencia

 
El cielo de mi Consciencia 
 
Ando volando en el cielo,
el cielo de mi Consciencia,
igual que un pez en el mar,
dando vueltas y más vueltas.
 
Lo mismo que un pajarito
que anda volando en el cielo,
así ando en mi Consciencia,
en vuelo, siempre en vuelo.
 
Ando volando en el cielo,
el cielo de mi Consciencia;
mi Consciencia es mi agua,
mi Consciencia es mi aire,
mi Consciencia es mi medio:
¡ahí anda mi existencia! 
 
El viejo Now


 
 
----
Bonus
 
La Consciencia es mi medio 
 
A diferencia de la conciencia (que es el estado fisiológico de vigilia), la consciencia (que yo escribo con mayúscula en mi poesía) es la capacidad del ser de reconocer la realidad circundante y de relacionarse con ella, así como el conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones (según una definición que anda por ahí).
 
Una de las primeras cosas que me llamó la atención con respecto a estas cuestiones fue la idea (o el concepto) de que "el cerebro está en la mente" (y no la mente en el cerebro —como se solía pensar).
 
Un poco después, la idea de que "todo es mente" (algo así como el espacio en el que andan los planetas, las estrellas, las galaxias).
 
Y, más recientemente, la idea de que "así como el agua es el medio de los peces y el aire el de los pájaros, nuestro medio —el de los seres humanos— es la consciencia".
 
Es en la consciencia donde anda nuestra existencia.
 
(¿O será que nuestra existencia es la consciencia?) 
 
DW



sábado, 4 de mayo de 2024

Acabo de hacer un dibujo

 
Acabo de hacer un dibujo 
 
Acabo de hacer un dibujo
de lo que había en mi mente:
espirales enlazados
jugando unos con otros
en un continuo fluido,
un continuo intermitente.
 
Mi mano garabateaba
eso que andaba en mi mente,
pero, mientras dibujaba,
¡ah!, todo iba cambiando,
se iba haciendo diferente.
 
Acabo de hacer un dibujo
de algo que ya no está más;
solo quedan unas líneas,
unas rayas a birome,
de algo que ya se esfumó,
de algo que ya quedó atrás. 
 
Douglas Wright


 
----
Bonus
 
Garabatos gratuitos 
 
Hace muchos años (yo tendría cerca de 30 entonces) yo intentaba afanosamente consolidar un estilo de dibujo propio, "mi estilo de dibujo" (así como veía que los dibujantes que admiraba en ese entonces tenían el suyo —Hugo Pratt, por ejemplo).
 
Historietas y humor, en eso andaba fuertemente. Tratando y tratando, trabajando mucho. (Esforzándome mucho, pienso ahora.)
 
Una noche, descansando de mi actividad productiva, me encontraba sentado escuchando música en un tocadiscos de aquél entonces (jazz o música clásica, calculo) y en un sector en blanco de la hoja de papel en la que estaba dibujado uno de mis intentos "serios", empecé a hacer unos garabatos (con una lapicera Tintenkuli) al ritmo de la música.
 
En realidad, era mi mano la que los hacía, pienso ahora (sin propósito o finalidad).
 
Con el tiempo, empecé a prestarle atención a esos garabatitos espontáneos (hechos con una birome BIC negra, de punta gruesa) que son ya, más que búsquedas "serias", encuentros "gratuitos".
 
Doy gracias a eso, doy gracias por eso. 
 
DW