Tres árboles
y veo más que una “cosa”
—aunque sea una cosa hermosa,
con su gran copa brillante,
con su gran copa verdosa.
el árbol de mi vereda,
y veo un ser que está vivo
—con su energía vital,
su energía verdadera.
y yo percibo algo más
—algo que no puedo ver,
algo que está más arriba,
algo que está más atrás.
hay tres árboles, yo creo:
uno físico, “real”,
palpable con los sentidos;
un árbol “emocional”,
uno para ser sentido
—digo, con los sentimientos,
digo, con el corazón—;
y un árbol “espiritual”
—por decirlo de algún modo—,
tal vez un árbol “mental”
—como un árbol “ideal”
que se hizo fresno en mi calle,
justo frente a mi balcón—;
eso es lo que yo percibo,
eso, creo, es lo que siento,
eso, creo, es lo que “veo”.
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