Un atardecer eterno
Un atardecer eterno,
infinito, inabarcable,
es el que vieron mis ojos
esa tarde interminable.
Un atardecer eterno,
detenido, adormilado,
de un color rojo grisáceo
que se iba haciendo morado.
Un atardecer eterno,
un atardecer sin tiempo,
el atardecer del mundo,
la tarde del universo.
Un atardecer eterno
se posaba lentamente,
suavemente, en mi interior,
atardeciéndome el alma,
el corazón y la mente.
Douglas Wright
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