jueves, 9 de julio de 2020

El lobo manso y el pastorcito mentiroso




El lobo manso y el pastorcito mentiroso 


Tanto fue el lobo a la fuente que,
al final, el pastorcito mentiroso
se rompió. 


Cuenta una leyenda popular, de la que surgió este dicho, que un lobo manso solía acercarse, cada noche, a beber de una fuente de agua que estaba en el pueblo.

Era visto, cada noche, por un pastorcito que lo observaba desde la ventana de su casa.

Y cada noche, cada vez, el pastorcito gritaba “¡el lobo rompió el cántaro, el lobo rompió el cántaro!” (un cántaro de barro que estaba junto a la fuente para recoger el agua).

Cada noche, cada vez, los vecinos del pueblo se asomaban a sus ventanas encendidas sólo para ver que el cántaro estaba ahí, al lado de la fuente, sano y salvo.

Esto ocurrió una vez, y otra vez, y otra vez, hasta que, por fin, una noche ya no se escucharon los gritos del pastorcito.

(Ya no se escuchó al pastorcito gritando “¡el lobo rompió el cántaro, el lobo rompió el cántaro!”.)

Lo que sí encontraron por la mañana fueron los restos de un pastorcito de cerámica hecho añicos junto a la ventana de su casa.

El cántaro seguía intacto junto a la fuente a la que el lobo manso se acercaba, cada noche, a beber.

(Y, desde aquella vez, los vecinos del pueblo durmieron en paz.) 


Douglas Wright


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