Un paisaje diferente
Si
uno deja que el paisaje
vaya
hacia donde quiere,
el
paisaje va cambiando,
evoluciona,
se mueve.
Así,
las calles son calles
y
también son movimiento;
así,
los cielos son cielos
y,
también, brisas y vientos.
Las
chimeneas son humo,
las
ramas, manos al cielo,
y
hasta los pájaros quietos
parece
que están en vuelo.
Si
uno deja que el paisaje
revolotee
en la mente,
el
paisaje se transforma
en
un paisaje distinto,
un
paisaje diferente.
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