domingo, 5 de octubre de 2025

¡Hay tantos mundos posibles!


¡Hay tantos mundos posibles!
 
Hay tantos mundos posibles
a los que debo atender
que me queda poco tiempo
—me queda muy  poco tiempo—
para el mundo cotidiano,
para el diario menester.
 
Esas ondas en el aire
que tengo que descifrar
—vibraciones invisibles
que andan en mi vida diaria
dele rondar y rondar.
 
"Yo amo los mundos sutiles"
—decía Antonio Machado—,
"ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón",
y en esto yo estoy con él,
me siento muy a su lado.
 
Estoy atento a esos mundos
—a esas otras vibraciones—,
que no sé bien lo que son:
tal vez, mundos paralelos,
tal vez, planos diferentes
de una multi-realidad,
tal vez, otras dimensiones.
 
El viejo Now

 
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Bonus
 
Como un receptor de radio
 
Hay muchos mundos posibles, hay muchos mundos probables... le escuché decir a los "cuánticos".
 
Hay muchos mundos "reales", siento ahora. (Y uso la palabra "siento" —y no "pienso" o "creo"— muy a propósito.)
 
¿Cómo? ¿Superpuestos? ¿No se chocan?
 
Son como las sintonías de un receptor de radio (uno de esos de antes, de ser posible, con un dial grande y redondo, y una agujita que indicaba la estación que uno estaba sintonizando —música clásica, música Pop, folclore, noticias...).
 
Entonces, voy captando desde las frecuencias más bajas a las más altas: ¡cada una, un mundo, cada una, una realidad!
 
Y no, no se chocan... conviven.
 
Me veo a mí mismo —un poco— como ese aparato de radio, sintonizado a veces en una realidad, en un mundo, y a veces en otro (en otros).
 
A mí, poder "visualizar" algo me ayuda a entenderlo (¡gracias, Sarah Elkhaldy, por esta imagen!).
 
¿Y cuáles son esos mundos?
 
Cada uno tendrá acceso a los suyos (o no). En mi caso: el de la realidad cotidiana (la del mundo de vigilia), a la izquierda del dial; el mundo de los sueños (a los que estoy atento y de los que tomo nota); el de otros estados de consciencia un poco diferentes de los habituales (como unos déjà-vu o momentos en los que parece que vuelvo desde "otro lado", o en que veo algo que ya vi antes, en otro momento, pero ahora aparece cambiado —un frasco lleno que antes vi vacío, por ejemplo); estados muy "especiales" en los que estuve varias horas "sin palabras, sin nombres" para la realidad que estaba transitando; algún sueño lúcido (muy fuerte) y algunas visiones lúcidas (de cosas quietas que se movían, de objetos que estaban vivos).
 
Y, claro está, momentos como éste, sentado en el balcón (recién levantado, apenas despertado —o "despertado apenas") en los que "bajan a mí" poesías como ésta.
 
Como siempre: ¡GRACIAS!
 
DW


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