Lo tengo a Van Gogh,
sentado,
en el living de mi casa
Lo
tengo a Van Gogh, sentado,
en
el living de mi casa
—me
está leyendo sus cartas
con
una voz firme y clara.
Aquí,
a mi lado, Van Gogh,
me
lee sus cartas claras
—y
a mí, con cada palabra,
se
me va estrujando el alma.
Van
Gogh me lee sus cartas
—son
las cartas de un poeta
que
pinta con las palabras
igual
que con la paleta.
Y
en cada carta que lee,
Van
Gogh me pinta su alma
—con
trazos llenos de furia,
con
trazos llenos de calma.
Lo
tengo a Van Gogh, sentado,
aquí,
en el living de casa,
y,
con el alma estrujada
—como
con trazos de furia
como
con trazos de calma—,
le
digo, “Vincent, hermano,
yo
sé bien lo que te pasa”.
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