A veces, estoy muy lejos
A veces, estoy muy
lejos
aunque parezca estar
cerca;
en el Arlés de van
Gogh,
en el Walden de
Thoreau,
o en aquél Hudson de
Whitman
—hasta que el ruido
de un auto
de mi ensueño me
despierta.
Grandes soles
amarillos,
locas noches
estrelladas,
ríos lentos,
perezosos,
lagos de infinita
calma.
Sentado aquí, en mi
balcón,
aquél mismo sol me
alumbra;
el del Arlés de van
Gogh,
el del Walden de
Thoreau,
o el de aquél Hudson
de Whitman
—un gran sol que se
abre paso
entre los ruidos del
barrio,
entre siglos y
distancias,
entre nieblas y
penumbras.
Montecitos y
pinares,
senderitos
empedrados,
un silencio luminoso
revolotea en todos
lados.
Aunque parezca estar
cerca,
a veces, estoy muy
lejos;
en el Arlés de van
Gogh,
en el Walden de Thoreau,
o en aquél Hudson de
Whitman
—y los ruidos del
balcón
son tan solo una
ilusión,
un espejismo, un
reflejo.
Douglas Wright
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