Ahicito, nomás, está
(ese tiempo infinito)
Ahicito,
nomás, está
—no
sé bien cómo decirlo—
ese
tiempo inabarcable,
ese
tiempo interminable,
sin
comienzo y sin final,
imposible
de medirlo.
Ahicito,
nomás, está
—en
medio de la arboleda—
ese
tiempo infinito,
ese
tiempo que, quietito,
conmigo
siempre se queda.
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