Los ojos de los adultos
qué fea mirada tienen;
severos, acusadores,
como imponiendo deberes.
Los ojos de los adultos
a los chicos no nos gustan;
siempre serios y solemnes,
de una dureza que asusta.
Yo creo que los adultos
necesitan aprender
a mirar con otros ojos:
¡con los ojos del querer!
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