Pasó la fiebre del oro
Pasó la fiebre del oro,
los fresnos ya están en
calma,
ahora es el sol de otoño
el que ilumina de oro
los rincones de mi alma.
El sol de otoño le saca
unos pálidos reflejos
a recuerdos y vivencias
en los rincones de mi alma,
allá al fondo, allá a lo
lejos.
En las ramas de los fresnos
brillan la últimas hojas;
pasó la fiebre del oro
y en las veredas de mi alma
brillan algunos recuerdos,
brillan algunas vivencias
que en los rincones se
alojan.
Douglas Wright
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