martes, 10 de octubre de 2023

A este álamo gigante

 
A este álamo gigante 
 
A este álamo gigante
solo yo lo estoy mirando
—nos miramos en silencio,
nos miramos y callamos.
 
Por abajo pasan autos,
por arriba, los aviones
—cerradas ya las ventanas
y desiertos los balcones.
 
La gente anda en sus trajines
—por la calle, por el cielo—
y al álamo gigantesco
solo yo creo que lo veo.
 
Solo yo lo estoy mirando
a este álamo gigante
—desde el fondo de la noche,
desde el fondo de los tiempos,
desde siempre, desde antes. 
 
El viejo Now


 
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Bonus I
 
El uno para el otro
 
Recién está anocheciendo, hay movimiento en la calle —los autos, los colectivos, los jóvenes con sus mochilas que vuelven a sus casas, los autos que buscan dónde estacionar, las motos de los deliveries...
 
Por el cielo, los aviones iluminados que van rumbo al Aeroparque...
 
Ahí nomás, detrás de unos fresnos que están frente a mi balcón, se levanta, imponente, el álamo gigante.
 
Hay movimiento, como digo (luces, agitación, idas y venidas), pero estoy seguro de que nadie le presta atención, y se da entre el álamo gigante y yo, una especie de "situación", una especie de complicidad, una especie de intimidad.
 
Solo yo lo veo a él, y solo él me ve a mí.
 
El uno para el otro, los dos uno —o algo así. 
 
Douglas Wright
 
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Bonus II 
 
Un momentito de intimidad con el álamo —entre el álamo gigante y yo.
 
Podría parecer que el protagonista soy yo —que puedo escribir y dibujar— pero tal vez el protagonista es él —con su energía impresionante, fundamental.
 
Nosotros, los seres humanos, somos así, creemos ser los protagonistas —tal vez los protagonistas son los bosques, los mares, los cielos... los álamos. 
 
DW
 

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