viernes, 31 de julio de 2020

Voy paseando por Montmartre


Voy paseando por Montmartre

 Texto y dibujos
(basados en las pinturas de Maurice Utrillo):
Douglas Wright


Voy paseando por Montmartre,
por el Montmartre de Utrillo,
papeles en mi carpeta,
lápices en el bosillo.


Casitas multicolores,
torcidas, desvencijadas,
callecitas que dan vueltas
y terminan en cortadas.


Voy paseando por Montmartre,
un Montmartre atemporal,
un Montmartre imaginario,
por un Montmartre mental.


Ventanitas con cortinas,
ventanitas con persianas,
placitas en miniatura
que surgen inesperadas.


Voy paseando por Montmartre,
un Montmartre impresionista,
jugando a ser un pintor,
jugando a ser un artista:
¡un artista paisajista!


Silbando despreocupado




viernes, 24 de julio de 2020

¿Acaso no estarán vivas?


¿Acaso no estarán vivas? 

Me pregunto y me pregunto:
¿acaso no estarán vivas
esas casas con historia,
aquellas casas antiguas?

Digo, aquellas de Montmartre
—allá lejos, en París—,
digo, éstas de San Telmo
—aquí, cerquita de aquí.

Me pregunto y me pregunto:
¿acaso no estarán vivas
esas puertas y ventanas
—los ladrillos, las cortinas?

Digo, esas casas de piedra
y aquellas de calicanto
—las casitas de los barrios,
las casitas en el campo.

Me pregunto y me pregunto
—y me vuelvo a preguntar—:
¿acaso no estarán vivas
las casas donde vivimos
—esas casitas tan nuestras,
ésas que son nuestro hogar? 

Douglas Wright



jueves, 23 de julio de 2020

Silbando, despreocupado (un temita de Satie)


Silbando, despreocupado
(un temita de Satie) 

(Para las Gymnopédies
de Erik Satie) 

 Textos y dibujos 
(basados en las pinturas de Maurice Utrillo): 
Douglas Wright


Silbando, despreocupado,
un temita de Satie,
por los paisajes de Utrillo,
en Montmartre, allá en París.


Silbando, despreocupado,
una música chiquita,
un temita de Satie
hecho de gracia infinita.


Silbando, despreocupado,
un temita de Satie,
uno con un nombre raro,
“Gymnopédie”, o algo así.


Silbando, despreocupado,
un temita “minimal”,
un temita de Satie
como un haiku musical.


Silbando, despreocupado,
Satie me acaricia el alma
con un tema transparente,
con un tema tintineante,
un temita de Satie
hecho de cielo y de agua.


lunes, 20 de julio de 2020

Los cuchillos de Satie




Los cuchillos de Satie 

(Para Erik Satie) 


Un cuchillito tras otro,
me va clavando Satie;
son cuchillitos de amor,
son cuchillitos de calma,
pero cuchillos al fin.

Con cuchillitos de amor,
con cuchillitos de calma,
nota, tras nota, tras nota,
Satie, delicadamente,
me va apuñalando el alma.

Los cuchillos de Satie
me van clavando destellos:
una música en el alma
de un montón de cuchillitos
amorosos, calmos, bellos. 

Douglas Wright


viernes, 17 de julio de 2020

lunes, 13 de julio de 2020

Trocitos de eternidad


Trocitos de eternidad 

Trocitos de eternidad,
gironcitos desgarrados
de un paisaje inabarcable
que se muestra por momentos,
que se muestra en todos lados.

Pedazos de eternidad,
retazos deshilachados
de un entramado infinito
que se deja ver apenas,
que se deja ver de a ratos.

Remiendos de eternidad,
retacitos emparchados
de un tapiz inacabado,
de un tapiz interminable
poco a poco descubierto,
poco a poco revelado. 

Douglas Wright



sábado, 11 de julio de 2020

Otra forma de mirar




Otra forma de mirar 

Dos ríos como praderas
bordeaban un campo azul,
luminoso, transparente,
delicado como un tul.

Un campo azul, alargado,
transparente y luminoso,
se extendía entre dos ríos
de un pasto marrón verdoso.

Dos ríos como praderas
y, en medio, un campo brillante,
un campo azul, luminoso,
transparente y ondulante. 

Douglas Wright


viernes, 10 de julio de 2020

Le doy un “like” a la vida




Le doy un “like” a la vida 

Le doy un “like” a la vida,
le pongo un “me gusta” al sol,
y a cada día que llega,
y a cada día que pasa
—a cada día que vivo—,
le regalo un “corazón”. 

Douglas Wright


jueves, 9 de julio de 2020

El lobo manso y el pastorcito mentiroso




El lobo manso y el pastorcito mentiroso 


Tanto fue el lobo a la fuente que,
al final, el pastorcito mentiroso
se rompió. 


Cuenta una leyenda popular, de la que surgió este dicho, que un lobo manso solía acercarse, cada noche, a beber de una fuente de agua que estaba en el pueblo.

Era visto, cada noche, por un pastorcito que lo observaba desde la ventana de su casa.

Y cada noche, cada vez, el pastorcito gritaba “¡el lobo rompió el cántaro, el lobo rompió el cántaro!” (un cántaro de barro que estaba junto a la fuente para recoger el agua).

Cada noche, cada vez, los vecinos del pueblo se asomaban a sus ventanas encendidas sólo para ver que el cántaro estaba ahí, al lado de la fuente, sano y salvo.

Esto ocurrió una vez, y otra vez, y otra vez, hasta que, por fin, una noche ya no se escucharon los gritos del pastorcito.

(Ya no se escuchó al pastorcito gritando “¡el lobo rompió el cántaro, el lobo rompió el cántaro!”.)

Lo que sí encontraron por la mañana fueron los restos de un pastorcito de cerámica hecho añicos junto a la ventana de su casa.

El cántaro seguía intacto junto a la fuente a la que el lobo manso se acercaba, cada noche, a beber.

(Y, desde aquella vez, los vecinos del pueblo durmieron en paz.) 


Douglas Wright


Un atardecer eterno




Un atardecer eterno 

Un atardecer eterno,
infinito, inabarcable,
es el que vieron mis ojos
esa tarde interminable.

Un atardecer eterno,
detenido, adormilado,
de un color rojo grisáceo
que se iba haciendo morado.

Un atardecer eterno,
un atardecer sin tiempo,
el atardecer del mundo,
la tarde del universo.

Un atardecer eterno
se posaba lentamente,
suavemente, en mi interior,
atardeciéndome el alma,
el corazón y la mente. 

Douglas Wright



martes, 7 de julio de 2020

Un barquito y su reflejo


Un barquito y su reflejo 

Un barquito y su reflejo,
por el lago, navegando;
uno arriba y otro abajo
—parece—, como jugando.

Un barquito y su reflejo;
cuando cruzaron el lago,
los dos, jugando —parece—,
se fueron como volando.

Un barquito y su reflejo,
por el lago, navegando;
un barquito anda despierto,
el otro, como soñando. 

Douglas Wright



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Bonus

Yo viajo en los dos barquitos
y me vivo preguntando
en qué barco estoy despierto
y en qué barco estoy soñando.


Un barquito y su reflejo



lunes, 6 de julio de 2020

Ahora le toca a la luna


Ahora le toca a la luna 

Ahora le toca a la luna
pasar detrás de las casas,
navegando por la noche
como una ballena blanca.

Ahora le toca a la luna
acariciar los tejados,
las puertas y las ventanas,
el pasto y el empedrado.

Ahora le toca a la luna
jugar con las chimeneas,
cosquilleándoles los humos
que al aire revolotean.

Ahora le toca a la luna
pasear por el caserío
en esta noche callada,
en esta noche de frío.

Ahora le toca a la luna
pasar detrás de las casas,
como una nave redonda,
como una nave brillante,
como una nave que pasa. 

Douglas Wright



Por delante de la luna


Por delante de la luna 

Las casas iban flotando
por delante de la luna,
silenciosas, elegantes,
como a contraluz, oscuras.

Por delante de la luna,
las casas iban pasando,
unas detrás de las otras,
iban como desfilando.

Casas, y casas, y casas,
marchando la noche entera
por delante de la luna,
una que era luna llena.

Las casas iban flotando
como una especie de bruma
de ladrillos y de tejas,
de ventanas y de puertas,
navegando, navegando
por delante de la luna. 

Douglas Wright



domingo, 5 de julio de 2020

Una cabaña, en la noche




Una cabaña, en la noche 

Una cabaña, en la noche,
en medio de la pradera
—la ventana iluminada—,
resultó, por la mañana,
una pared de madera.

Una pared de madera,
en plena noche estrellada,
parecía una cabaña
en medio de la pradera
—la ventana iluminada.

Me pregunto y me pregunto
cuál será la verdadera,
si la cabaña nocturna
en plena noche estrellada
—la ventana iluminada—
o la pared de madera. 

Douglas Wright


viernes, 3 de julio de 2020

Callecitas de mi barrio




Entre 1978 y 1984 viví en la zona de Villa Crespo.

Solía recorrer el barrio con mi carpeta de dibujo,
mis lápices y mis Rötring —que llevaba en un viejo
estuche de fotógrafo junto con unos frasquitos
de tinta china, algodones y gasas, que usaba para
conseguir texturas— tomando apuntes de las casas
viejas de la zona.

Este recuerdo es de aquella época (y el dibujo
también).
  

Callecitas de mi barrio

Letra y música: Douglas Wright


Callecitas de mi barrio,
desparejas, empedradas,
con sus terrazas al sol
llenas de ropa colgada.

Callecitas de mi barrio,
con los árboles al fondo,
con sus rejas, sus persianas,
sus balcones y sus toldos.
  
Callecitas de mi barrio;
mi recuerdo anda en un barco
por ese río que corre
al borde del empedrado.

Callecitas de mi barrio,
con veredas de baldosas,
con zaguanes y jardines
con un malvón y una rosa.

Callecitas de mi barrio,
con sus frentes decorados
con una flor de cemento
o un angelito de mármol.

Callecitas de mi barrio;
mi recuerdo anda en un barco
por ese río que corre
al borde del empedrado.




jueves, 2 de julio de 2020

Era una conversación




Era una conversación 

Era una conversación
que mantenían en silencio
los arbolitos del bosque
y las estrellas del cielo.

Era una conversación
hecha de luces y sombras
—ésas que todo lo callan,
ésas que todo lo nombran.

Era una conversación
y yo era el espectador
—sentado en primera fila,
en el asiento mejor.

Era una conversación
que duró la noche entera
—inteligente, brillante,
yo diría: “verdadera”.

Era una conversación
en que no usaban palabras
—sólo brillos, movimientos,
como un gran Abracadabra.

Era una conversación,
¡y cómo me gustaría
entender ese lenguaje
—ese de luces y sombras,
de brillos y movimientos—:
el lenguaje de la vida! 

Douglas Wright


La canción de una canción