sábado, 30 de junio de 2018

Yo soy ese “yo” que mira




Yo soy ese “yo” que mira
(y soy ese “yo” mirado)


Yo soy ese “yo” que mira
—y soy ese “yo” mirado—
hacia arriba y hacia abajo,
hacia uno y otro lado.

Yo soy ese “yo” mirado
—y soy ese “yo” que mira—
desde uno y otro lado,
desde abajo y desde arriba.

Yo soy ese “yo” que mira
—aquí y ahora parado—
y soy ese “yo” que siente
que es, también, un “yo” mirado
por un “yo” que, independiente
—y un poquito diferente—,
lo mira desde otro lado.


Douglas Wright



miércoles, 27 de junio de 2018

11. Phil Martin y la cuestión de los clubes




11. Phil Martin y la cuestión de los clubes


“El Tao que puede ser expresado en palabras
no es el Verdadero Tao.”

(Lao Tse, Tao Te King)

----

El Club del Clan

      El Club del Clan era un programa de televisión que Phil Martin veía en su adolescencia —en sus “teens”. Lo emitían los sábados por la tarde, provenía de un país de habla hispana, y estaba dirigido a la comunidad latina de L.A. (Las Anguilas).

      Phil encontró una foto del Clan en una revista vieja que andaba entre sus papeles —viejos también. Era una de esas revistas que traían la programación televisiva de la semana (TV Guía, Canal TV, o algo así). Y Phil recordó, inmediatamente, con cuántas ganas había querido pertenecer a ese club y cómo, una vez por semana, se sentía, casi, parte de él.
     
      Entre los protagonistas había uno que lo tenía fascinado con su sonrisa “ganadora”, su enorme jopo dorado, y unos pulóveres llamativos que lucía tanto en invierno como en verano. Pero lo que a Phil le fascinaba más que todo eso era su guitarra eléctrica: roja, brillante, absolutamente maravillosa (¡tanto como el autito rojo de su infancia!). ¡Ah, como había querido tener una guitarra como ésa! ¡Cómo había querido tener esa guitarra!
     
----
      
Un club de clubes

      A Phil le parecía que El Club del Clan había inaugurado una época de clubes en su vida. Clubes a los que no pertenecía ni pertenecería jamás.
     
      El club de badmington al que lo habían asociado sus padres —al que pertenecían ellos, pero no él.
     
      El de los cigarrillos Jockey Club —con el paquete rojo como la guitarra— que Phil intentó fumar sin éxito hasta que optó por sus Dromedar sin filtro.

      El Club de corazones solitarios del sargento Pepper (¡ah, los Beatles!) —pero ellos y su club de corazones solitarios eran de otro mundo.
     
      Luego, con las novelas policiales que lo acercaron a su oficio de detective privado, el Club Sandwich que almorzaba Philip Marlowe cuando estaba apurado.
     
      Estaban, además, los clubes de fútbol y de béisbol a los que la gente parecía adherir, incondicionalmente, para toda la vida. (Boca y River —se había enterado Phil— eran los clubes de fútbol que cumplían esa función en el país de donde venía el Club del Clan.)
     
      Y, por fin, los grandes clubes de los partidos políticos, las diferentes religiones y las ideologías de todo tipo…
     
----
      
Lejos del Club del Clan

      “Jamás pertenecería a un club
      que me aceptara a mí como socio”,
      decía Groucho Marx.
     
      “El club al que puedo pertenecer
      no es el Verdadero Club”,
      diría Lao Tse.
     
      “¿Dónde está el club de los que
      no pertenecen a ningún club?”,
      se preguntaba Bertrand Russell.
     
      “Existen infinitos clubes, en infinitos
      universos, y puedo pertenecer a todos ellos,
      o a ninguno, según me dé la gana”,
      opinará —probablemente— algún
      físico cuántico.
     
 ----   

Epílogo
     
      “No sé a qué club pertenezco”, murmuró Phil Martin, “aunque estoy bastante seguro de saber a qué clubes no pertenezco”.
     
      Phil volvió a dejar la revista entre sus papeles viejos mientras pensaba que le gustaría tener abiertas las puertas de todos los clubes, en general, aunque no perteneciera a ninguno, en particular.
     
          
      Douglas Wright



martes, 26 de junio de 2018

En mi “Maceta Walt Whitman”




En mi “Maceta Walt Whitman”
(la maceta que es mi hogar)


En mi “Maceta Walt Whitman”
cultivo hojas de hierba
—yuyitos que da la vida,
yuyitos que da la tierra.

Vienen, no sé de dónde,
crecen, no sé por qué
—por puras ganas, yo pienso,
por puras ganas de ser.

Los yuyitos de la vida
tienen aquí su lugar
—en mi “Maceta Walt Whitman”,
en el balcón de mi casa,
la maceta que es mi hogar.


El Viejo Now



viernes, 22 de junio de 2018

Una “instantánea” de otoño




Una “instantánea” de otoño
(con mi lápiz de grafito)


Una “instantánea” de otoño
con mi lápiz de grafito;
un bosquejo impresionista,
el esbozo de algún haiku
que se queda calladito.

Un bosquejo impresionista
con mi lápiz de grafito;
la “instantánea” de un momento
que andaba revoloteando
en esta tarde de otoño
y aquí, sobre mi papel,
se queda un rato quietito.


Douglas Wright



lunes, 18 de junio de 2018

Un paisaje de Pissarro



Un paisaje de Pissarro

Una calle del presente,
una calle del pasado,
un caminito de tierra
con pastito a los costados.

Una calle del pasado,
una calle del presente,
casitas de tejas rojas
con un jardincito al frente.

Un paisaje de Pissarro
resume toda mi historia,
mi pasado, mi presente,
mis sentires, mi memoria.

Douglas Wright



sábado, 16 de junio de 2018

Hay un parque imaginario


Hay un parque imaginario 

Hay un parque que es real
y uno que es imaginario;
el parque real existe
aquí, cerquita de casa,
el imaginario vive
dentro de mi corazón,
¡es un parque extraordinario!

En el parque imaginario
existe otra realidad,
una anterior a este parque,
que anda por arriba de él
y anda también por debajo,
parecida a una verdad.

Hay un parque imaginario
y hay un parque que es real;
cuando a través del real
llego hasta el imaginario,
me siento como en mi mundo,
me siento como en mi casa,
¡me siento como en mi hogar! 

Douglas Wright



martes, 12 de junio de 2018

Soy, al mismo tiempo, todos



Soy, al mismo tiempo, todos 

Con la cuestión temporal
se me arma un revoloteo;
soy, al mismo tiempo, todos:
soy niño y adolescente,
soy adulto, soy maduro,
soy señor-tercera-edad
y, si hay algo que es seguro,
es que todo esto es real.

Desde hoy, miro al pasado,
desde el pasado, me miro;
yo soy, hoy, el mirador,
y soy, también, el mirado. 

Douglas Wright



Yo soy quien mira el paisaje


Yo soy quien mira el paisaje 

No había tierra, no había cielo,
no había árboles ni pasto,
no había paisaje hasta que
yo me detuve a mirarlo.

Yo soy quien hace el paisaje
en el acto de mirarlo;
yo soy quien mira el paisaje,
yo soy paisaje mirado. 

Douglas Wright



El sol me ha dado esta sombra


El sol me ha dado esta sombra 

El sol me ha dado esta sombra,
esta sombra compañera
—la que anda siempre conmigo,
la que va donde yo vaya.

El sol me ha dado esta sombra,
la que anda siempre conmigo
—la que a mi lado camina,
la que a mi lado se sienta,
me mira, me escucha, calla. 

Douglas Wright