¡Qué cosa extraña! (el
desamparo me ampara)
El
desamparo me ampara,
me
abriga, me da cobijo,
y
yo soy —¡qué cosa extraña!—,
un
poco, como su hijo.
¡Qué
cosa extraña!, yo digo
—parece
de lo más raro—:
amparado,
protegido,
por
el propio desamparo.
El
Viejo Now
No hay comentarios:
Publicar un comentario