Del anecdotario personal de Phil Martin
3. Las gemelas asesinas
Picture you upon my knee,
just tea for two, and two for tea.
Just me for you, and you for me alone.
(“Imagínate, tú sobre mis rodillas,
sólo té para dos, y dos a la hora del té...”)
(Tea For Two —“Té para dos”)
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Patty y Lowela —dos hermanas gemelas— sedujeron a Phil Martin y —mediante un astuto juego de intercambios— le hicieron creer que eran —en realidad—una sola persona (con una insaciabilidad digna del “Libro Guinness de los récords”, pensaba Phil). (Él mismo hubiera querido tener un hermano gemelo para atender a aquella mujer —Pamela, como se hacía llamar— como se lo merecía.)
El plan de las gemelas era usarlo como coartada en el elaborado crimen que habían planeado: mientras una de ellas asesinaba a un joven millonario, la otra estaría con Phil, quien les proporcionaría una coartada perfecta.
Phil descubrió el engaño por un detalle casi imperceptible: el lunar que cada una de las gemelas tenía en la nalga izquierda difería levemente en tamaño (la atención a los pequeños detalles era uno de los gajes de su oficio —como bien lo había aprendido en el curso por correspondencia). Luego de conseguir que postergaran un par de semanas la fecha del crimen (para poder retozar abundantemente con cada una, y comparar exhaustivamente los lunares —o retozar exhaustivamente con cada una, y comparar abundantemente los lunares), las delató y las envió a prisión.
Las gemelas fueron alojadas en una misma celda de la prisión de L.A., donde se consolaban mutuamente compartiendo sus recuerdos de las vívidas experiencias vividas con el extraordinario señor Martin.
Considerando la intensidad de las perfomances, la infalibilidad en el rendimiento y la energía desplegada, a menudo se preguntaban si Phil Martin no sería —también— un par de hermanos gemelos.
Douglas Wright
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