lunes, 27 de junio de 2011

Ya nada es igual


Ella ordena mis paquetes
de galletas de cereal,
y es co-autora de mis pizzas,
que ya no saben igual.

Y responde a mi saludo
de un modo tan natural:
“hola, hola, hola, buen día”,
“hola, buen día, ¿qué tal?”


Ella prepara el café,
quema el jarro de metal,
y desayuna conmigo
justo frente al ventanal.

Y abrazos en la cocina,
remera por delantal,
y abrazos que hacen temblar
la baranda de metal.


El aire de la primavera,
y el suave cielo otoñal
(y el verano con balcones,
y el acurruco invernal),
todo, todo es parecido
pero ya nada es igual.


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